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Esta semana empecé (regresé después de muuuchos años) con el schwim scwhim (como dice el bro). Está bien padre, implicó inversión (eso de ser pobre está caabrón) y sacrificar los jueves de rock, pero lo vale!. Estoy muy contenta y dos que tres adolorida, pero uuff!! Es LA onda!.

El único pequeño detalle que no me está gustando es que como que mi cuerpecito sestá sacando de ondita y nomás no logro dormir (no tengo idea de por qué). Ayer decidí que no prendería ni la tele ni la chomps y que más bien leería un rato en lo que  caía hipnotizada, pero eso no pasó! Se me acabó el libro y decidí no agarrar otro de los cinco que traigo orita porque qué tal que me seguía encarrerada.

Finalmente fue una buena forma de desvelarme (la neeeta! Lo disfruté mucho!). Catcher  in the Rye. Ese fue el libro. Me gustaron mucho dos partes del texto (Que busqué en oriyinal languach pa’ ponerlo por acá) y el final uff! fue desos como que te aguantas la respiración por un par de segundos.

Acá las citas:

“Among other things, you’ll find that you’re not the first person who was ever confused and frightened and even sickened by human behavior.  You’re by no means alone on that score, you’ll be excited and stimulated to know.  Many, many men have been just as troubled morally and spiritually as you are right now.  Happily, some of them kept records of their troubles.  You’ll learn from them – if you want to.  Just as someday, if you have something to offer, someone will learn something from you.  It’s a beautiful reciprocal arrangement.  And it isn’t education.  It’s history.  It’s poetry.” 

J.D. Salinger, The Catcher in the Rye, Chapter 24, spoken by the character Mr. Antolini

Y ésta, la favorísima:

Don’t ever tell anybody anything.  If you do, you start missing everybody. 

J.D. Salinger, The Catcher in the Rye, Chapter 26

 

Si no lo han leído, échenle el ojo. De verdad, altamente recomendable (además de questá rete ligerito)

La buena vibra insómnica y lecturosa pa’ la banda!

 

 

Wow! En el blog de Xabier (osease, el morrocotongo), me topé con este proyecto que verdaderamente está de huevos!. Se trata de Bookcrossing (y además hay una versión mexicana acá). Si les gusta la onda de la leída les va a encantar, estoy segura. ¿De qué se trata? Pues bueno, toman un libro que les guste y lo registran en la página, en la parte de atrás de la carátula ponen el ID con el que quedó registrado y el sitio y/o una pequeña explicación del proyecto o lo que quieran así y luego lo liberan: LO DEJAN DONDE SE LES ANTOJE! Así, otra persona lo encontrará y pus lo lee o si no le gusta, pus no y registra que no se le antojó y lo vuelve a liberar. En el sitio pueden rastrear el libro y ver por dónde anda!!

Apoco no está de poca madre?!

Pues bueno, yo soy rete envidiosa con mis libros (los quiero los quiero los quiero!!!), pero de verdad que sí puedo comprar uno de los que me gustan mucho una vez más para ponerlo a rolar y seguro pronto lo haré. Pongan sus libros a rolar! Estaría chido encontrárme uno por ahí!

 

 

 

 

La buena vibra compartida!

 

 

TERAPIA

Para no sucumbir
ante la tentanción
del precipio
el mejor tratamiento
es el fornicio

                        Mario Benedetti

 

(¿Por qué, después,
lo que queda de mí
es sólo un anegarse entre las cenizas
sin un adiós, sin nada más que el gesto
de liberar las manos ?)

 

El Breve Amor, fragmento

 

Julio Cortázar

 

 

Ahora que lo pienso la idiotez debe ser eso: poder entusiasmarse todo el tiempo por cualquier cosa que a uno le guste, sin que un dibujito en una pared tenga que verse menoscabado por el recuerdo de los frescos de Giotto en Padua. La idiotez debe ser una especie de presencia y recomienzo constante: ahora me gusta esta piedrita amarilla, ahora me gusta “L’année dernière à Marienbad”, ahora me gustas tú, ratita, ahora me gusta esa increíble locomotora bufando en la Gare de Lyon, ahora me gusta ese cartel arrancado y sucio. Ahora me gusta, me gusta tanto, ahora soy yo, reincidentemente yo, el idiota perfecto en su idiotez que no sabe que es idiota y goza perdido en su goce, hasta que la primera frase inteligente lo devuelva a la conciencia de su idiotez y lo haga buscar presuroso un cigarrillo con manos torpes, mirando al suelo, comprendiendo y a veces aceptando porque también un idiota tiene que vivir, claro que hasta otro pato u otro cartel, y así siempre.

Hay que ser realmente idiota para…, fragmento

Ahora pasa una gran nube blanca, como todos estos días, todo este tiempo
incontable. Lo que queda por decir es siempre una nube, dos nubes, o largas
horas de cielo perfectamente limpio, rectángulo purísimo clavado con
alfileres en la pared de mi cuarto. Fue lo que vi al abrir los ojos y
secármelos con los dedos: el cielo limpio, y después una nube que entraba
por la izquierda, paseaba lentamente su gracia y se perdía por la derecha. Y
luego otra, y a veces en cambio todo se pone gris, todo es una enorme nube,
y de pronto restallan las salpicaduras de la lluvia, largo rato se ve llover
sobre la imagen, como un llanto al revés, y poco a poco el cuadro se aclara,
quizá sale el sol, y otra vez entran las nubes, de a dos, de a tres. Y las
palomas, a veces, y uno que otro gorrión.

Las babas del diablo, fragmento

Fui una letra de tango
para tu indiferente melodía.

Siempre empezó a llover, fragmento

 

Instrucciones para llorar. Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

Instrucciones para llorar, no fragmento

Julio Cortázar